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Estudio CCS: Chile recupera 1 millón de empleos, pero sigue siendo uno de los más afectados a nivel global

De acuerdo a la Cámara de Comercio de Santiago, el mercado laboral en Chile ha logrado recuperar más de un millón de trabajos, sin embargo, la reactivación se ve débil en el corto y mediano plazo.

La situación del empleo a nivel global continúa siendo frágil. De acuerdo a estimaciones de la OIT, más de 110 millones de puestos de trabajo se perdieron en el mundo durante 2020. Si bien su intensidad ha disminuido en los últimos trimestres, el impacto económico de la pandemia del COVID-19 ha sido devastador, causando un daño en los mercados laborales que será difícil de superar.

Tal como hemos reportado en informes anteriores, Chile es uno de los países más afectados en materia de empleo a nivel global. Lo fue durante la etapa más oscura de la crisis, con caídas anualizadas en torno al 20% entre junio y agosto, y lo sigue siendo ahora, si bien logró contener las tasas de pérdida de empleo hacia el 11% en enero. Desde el momento más crítico, en julio pasado, el mercado laboral chileno ha recuperado poco más de 1 millón de puestos de trabajo. Perú, que sufrió caídas muy superiores, sigue acompañando a nuestro país en el ranking de los más afectados, con una caída del 11,9% en 12 meses en enero de 2021.

Si se observa la variación de la cantidad de empleos entre marzo y diciembre de 2020 (fecha en que la mayoría de los países ya han informado sus indicadores), Chile y Perú muestran caídas en torno al 10%, superadas por las de otro país latinoamericano, Costa Rica, con un -11,6%, Finlandia (-15%) y Armenia (-19%). Brasil también muestra un impacto sensible, con una caída del 6,6% en el empleo entre marzo y diciembre de 2020.

En muchos países, destacando el caso europeo, la agresiva implementación de medidas tempranas de retención de empleo y de programas de incentivo a la contratación temporal (ocupaciones de corto plazo) permitió aminorar en parte el riesgo de desempleo. Las medidas más efectivas, sin embargo, han sido aquellas ligadas a los planes de desconfinamiento, en la medida en que las condiciones sanitarias lo han permitido.

El caso de Colombia, por otra parte, es peculiar, ya que las medidas de desconfinamiento adoptadas a partir de septiembre permitieron recuperar gran cantidad de empleo, llevándola incluso a exhibir un crecimiento del 4,3% entre marzo y septiembre, el que luego se desvaneció en enero de la mano de nuevas medidas de contención a causa del rebrote en el contagio.

En general, los países de Sudamérica muestran un fuerte impacto durante los primeros meses de la pandemia, entre el otoño e invierno de 2020. A partir de entonces, las medidas de desconfinamiento permitieron mejorar notoriamente los indicadores, aunque siempre en niveles muy lejanos a los pre-pandemia, excepto en el mencionado caso de Colombia. Las medidas más recientes en orden a contener el segundo brote por ahora no muestran un impacto significativo en el empleo (exceptuando nuevamente a Colombia), mientras que el proceso de vacunación iniciado en las últimas semanas en la región permitirá minimizar e incluso revertir la adopción de dichas políticas.

No se espera, sin embargo, que los niveles de empleo retornen a los previos a marzo de 2020 en el corto e incluso mediano plazo. Las ganancias forzadas en productividad durante la crisis han disminuido la demanda estructural de mano de obra, lo mismo que la adopción más intensa y acelerada de herramientas digitales. Una nueva generación de políticas pro empleo se hace más necesaria que nunca a global, y por supuesto en países como Chile, donde la institucionalidad laboral en lugar de promover la empleabilidad, la ha desincentivado progresivamente de manera histórica y también en los últimos años.