Por Felipe Larroulet, Director Industrial de JLL Chile.

En medio de un panorama económico global desafiante, es una buena noticia la inversión que Generadoras de Chile podría hacer por unos US$ 23 mil millones en los próximos cinco años en el país. Este impulso no solo promete reactivar la economía, sino también la consolidación de nuestro país como un actor destacado en el desarrollo sustentable de energía y su almacenamiento, aspirando a ser el segundo mayor mercado en esta materia en el continente, tras Estados Unidos.

La reactivación económica es hoy un objetivo esencial para Chile y para esto, un importante frente de inversionistas viene por el lado de la tecnología y específicamente de los Datacenter, donde ya contamos con inversiones recientes de gigantes como Microsoft, Google y Amazon, entre otros.

Es más, detrás de los Datacenter, debido a que la energía es un insumo primordial para éstos, viene la industria de la generación y almacenamiento de energía. Nuestro país tiene potencial para ser un líder en proyectos energéticos, atractivo para firmas internacionales, las cuales reconocen el destacado desempeño del país en proyectos energéticos. Estos avances no solo benefician a un sector específico, sino que se traducen en oportunidades para diversas iniciativas industriales.

¿Qué falta? Abordar la permisología, una tarea en la que el Ministerio de Economía tomó la batuta. Pero no basta ¡Es urgente que se implementen las reformas administrativas, que no requieren modificaciones legales! Sólo así podremos desbloquear los trámites sectoriales, eliminando las barreras que entrampan los proyectos de inversión.

El compromiso del presidente para reducir en un 30% los plazos de obtención de permisos y el proyecto del Ministerio de Economía para modificar los permisos sectoriales son señales alentadoras. Representan la apertura de puertas hacia soluciones tangibles que los inversionistas necesitan para seguir confiando en el potencial de Chile y contribuir al aumento de la capacidad energética.

La verdad es que hoy el problema no reside en los estándares medioambientales, sino en un sistema obstaculizado por la burocracia. Por eso es clave que las medidas anunciadas no solo sean un gesto, sino el primer paso hacia la simplificación del proceso para obtener permisos, eliminando duplicidades y arbitrariedades, permitiendo así un camino más claro para los inversionistas.

La agilización y transparencia de los procesos regulatorios no solo beneficia a los inversionistas, sino que es una de las bases para un crecimiento sostenible, permitiéndole a Chile seguir siendo y potenciarse como un referente regional en innovación, tecnología y desarrollo económico.