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Ley Karin: Prevención como herramienta de cambio cultural

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En la Achs, nuestra experiencia nos ha permitido definir claves para mejorar la prevención y facilitar este cambio cultural que necesitamos generar, como definir una política que establezca un compromiso y que ofrezca claridad conceptual sobre los comportamientos que no son aceptables dentro de la organización.

Por Daniela Campos, Jefa Técnica de Riesgos Psicosociales Achs.

Para abordar el desafío de adopción de un cambio legal, no solo hay que tener una norma clara, sino que también establecer la interpretación de esta y gestar el cambio cultural que genere el impacto esperado.

Hoy la normativa de la Ley Karin ya existe, la implementación comenzará en agosto y la interpretación avanzará con el uso de la ley. El mayor desafío es cómo esta nueva regulación permeará en la cultura de las empresas e instituciones para asimilar conductas sanas que impacten positivamente en la salud mental de las y los trabajadores.

Tras la ratificación del Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la pregunta es si como país estamos preparados para implementar esta nueva manera de enfrentar las relaciones laborales. Probablemente no del todo, pero la prevención es la pieza clave para encausar el cambio.

La ley 21.643 entrega un rol preponderante a la prevención, obliga al empleador a introducir en el reglamento interno protocolos para limitar y erradicar comportamientos de acoso laboral y sexual, y de violencia. Una novedad, porque hasta ahora no era algo presente en el Código del Trabajo, sólo obligaba a investigar y sancionar.

La etapa inicial es esencial porque puede ser el gatillante de la transformación de los ambientes laborales y generar nuevos estándares de comportamiento. Se trata de cambiar desde la base algunas prácticas que pueden estar normalizadas, que permiten conductas que ya no solo son culturalmente incorrectas, sino que ahora por ley serán inaceptables y penadas.

En la Achs, nuestra experiencia nos ha permitido definir claves para mejorar la prevención y facilitar este cambio cultural que necesitamos generar, como definir una política que establezca un compromiso y que ofrezca claridad conceptual sobre los comportamientos que no son aceptables dentro de la organización. Y gestionar el cambio, formando a líderes, capacitando a las personas, sensibilizando sobre el valor de avanzar organizacionalmente hacia un ambiente laboral libre de acoso y violencia que permita a todos ganar conciencia sobre sus propios comportamientos.