Según la 11ª Ronda del Termómetro de la Salud Mental Achs-UC, reveló una realidad preocupante: el 26,6% de las personas entre 30 y 39 años en Chile declara sentirse sola. Es decir, uno de cada cuatro adultos en esta etapa vital percibe aislamiento, falta de compañía o exclusión.
Este grupo etario lidera los índices de soledad percibida, por encima incluso de los menores de 29 años (20,9%). Y si bien la cifra nacional alcanza un 19% —un alza de tres puntos respecto al año anterior—, el foco está puesto en una generación que transita simultáneamente por la consolidación laboral, la crianza de hijos y una vida digital que no siempre compensa la falta de vínculos reales. Además, las mujeres son quienes declaran sentirse más solas (21,7% frente a 16,1% en hombres) y perciben menor apoyo social (11,4% frente a 9,3%).
Una generación con menos redes
Paulina Calfucoy, gerenta de Asuntos Corporativos y Sostenibilidad de la Achs, también pone el foco en el grupo de 30 a 39 años: “Nos pide un nivel especial de atención, porque además de sus índices de soledad, son quienes tienen menor satisfacción laboral y más síntomas moderados y severos de depresión en mayor proporción”.
El estudio indica que el apoyo social percibido ha disminuido significativamente. Un 10,4% de la población percibe niveles bajos de apoyo social, lo que representa un cambio estadísticamente significativo respecto de rondas anteriores. Este deterioro de las redes de apoyo emocionales es una señal de alerta para una sociedad que facilita el aislamiento de la mano de una percepción de conexión vía redes sociales, la que no estaría reemplazando la experiencia de conexión y vínculo entre personas y el cuidado comunitario.
“El trabajo, la actividad física y las redes significativas son factores protectores clave”, subraya el informe. Y aunque Chile registra en 2025 su menor tasa de problemas generales de salud mental (12,7%), la soledad y la desconexión afectiva aparecen como un nuevo desafío que abordar.