Cristóbal, cofundador de Betterfly, junto con su hermano y socio Eduardo, se han convertido en referentes del emprendimiento en Chile. En una conversación abierta, Cristóbal nos cuenta el proceso de creación y expansión de esta compañía que, en seis años, de los cuales 4 han sido bajo el modelo Betterfly, ha alcanzado logros significativos, marcando su posición en el competitivo mundo de las startups.
Desde sus inicios, Cristóbal y Eduardo han tenido roles complementarios. Mientras Eduardo trazaba la visión y estrategia, Cristóbal se encargaba de la ejecución, manteniéndose en constante movimiento entre los nueve países donde Betterfly ha establecido oficinas. “Estamos 24/7 involucrados en todos los aspectos de la compañía”, comenta Cristóbal, quien ocupa el cargo de presidente, una figura menos común en Chile, pero estándar en empresas estadounidenses.

Betterfly ha completado varias rondas de inversión, lo que ha consolidado su crecimiento y su capacidad para atraer capital. A pesar de ello, la empresa ha logrado mantener el control, un punto crucial para Cristóbal y Eduardo, quienes insisten en que el propósito debe estar en el centro de todo. “Todos nuestros inversionistas ven en Betterfly, además de una buena oportunidad de negocio, una posibilidad de impactar al mundo a través de la empresa”, afirma Cristóbal, destacando que las decisiones estratégicas y operativas siguen siendo de los fundadores y el equipo ejecutivo.
En su trayectoria, Betterfly ha enfrentado dilemas comunes para las startups: la velocidad de crecimiento versus la eficiencia. Cristóbal señala que su apuesta ha sido arriesgada, expandiéndose a seis países en seis meses en 2022. Esta experiencia les ha dejado valiosas lecciones: “Hoy tengo una mochila de aprendizajes de nueve países que vale oro”, reflexiona.
El mayor cambio que ha experimentado Betterfly ha sido la evolución de su oferta. En sus comienzos, con la plataforma Burn to Give, transformaban calorías quemadas en donaciones sociales, incentivando el bienestar físico. Sin embargo, la pandemia les hizo ver que el bienestar tenía múltiples aristas, lo que les llevó a incluir seguros personalizados de vida y salud como parte central de su plataforma. “Nos dimos cuenta de que la flexibilidad y la personalización extrema no existían en una de las industrias más grandes del mundo”, dice Cristóbal.
Betterfly ha apostado fuerte por la tecnología, con la inteligencia artificial (IA) jugando un rol clave. “Queremos que nuestros usuarios sientan que los conocemos mejor que ellos mismos”, comenta, subrayando que la IA no solo optimiza procesos internos, sino que mejora la experiencia del cliente. Además, la compañía está lanzando una nueva plataforma con un enfoque en la gamificación, lo que ha elevado la participación de los usuarios. “En 2023, con sólo tres años con el modelo de Betterfly, alcanzamos un millón de usuarios, un logro comparable al de grandes aplicaciones B2C como Netflix y Spotify”, afirma Cristóbal.

De cara al futuro, Betterfly tiene planes ambiciosos. Con mercados en Latinoamérica y España, están evaluando su expansión a Estados Unidos y otros mercados europeos. “Este año ha sido de grandes desafíos y consolidación de nuestra oferta en el mundo de la protección”, asegura Cristóbal, lleno de optimismo por lo que está por venir. Para él, el éxito a corto plazo está en garantizar la adopción global del producto y aumentar los ya altos niveles de engagement con que cuenta, para así poder impactar positivamente a más personas, en más continentes.
Con una visión clara y un propósito firme, Betterfly continúa abriendo camino en la industria de los beneficios y seguros, impulsada por una combinación de innovación, aprendizaje continuo y un equipo comprometido con transformar vidas a través del bienestar.
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